Si la vida te da limones, hazte una limonada; si la vida te da palos, construye una cabaña… Y muchas otras cosas que nos dicen. Pero, todo ello, desde la limonada hasta la cabaña, requiere una experiencia o una formación determinada. Y eso es lo que hacemos toda la vida, nos formamos en lo que nosotros consideramos que nos gusta. Pero la pregunta es, ¿De verdad nos gusta?¿Nos gusta vivir de esta manera o simplemente nos conformamos con el único estilo de vida que conocemos?
La cosa se comienza a complicar cuando llegamos a primaria, tablas de multiplicar, placas tectónicas… Con lo de “se comienza a complicar” no me refiero a que comienzas a conocer que hay heridas que no se curan con el Vetadine de la enfermería, donde muchas veces nos han reñido a todos por nuestro comportamiento autodestructivo, que en ese momento significaba correr sin mirar al suelo; ni que aprendemos que los amigos que tenemos ahora no nos van a durar “para siempre”. Me refiero mas bien a que las tablas de multiplicar se comienzan a complicar a partir del 6, el resto viene en secundaria.
En los primeros cursos de secundaria aprendemos lo que significa la palabra “estrés”, su morfología, su historia, su operación y su resultado. Pero de verdad conocemos la palabra estrés cuando llegamos a bachillerato y el tiempo se nos hace pequeño. Pero merece la pena porque cuando consigues llegar al final de ese pequeño tiempo, y lo has invertido bien, eres totalmente libre. ¿El problema? Que eso es una farsa. Después tienes que seguir formándote en eso que crees que te gusta, universidad, FP…
Y, bueno, no puedo decir nada mas de después de ese periodo, pero llega el trabajo. Y si desde pequeños vemos a los mayores corriendo, agobiándose, quejándose… A lo mejor es que eso en lo que se han formado, creyendo que les gustaba, ni les hace felices ni les gusta.
Supongo que la respuesta es que nos conformamos con el único estilo de vida que conocemos. Pero, también, hay unos pocos que se salen de estas pautas, por eso mismo el mundo les llama: “Locos”.
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